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El desafío del bienestar emocional en el regreso a clases presenciales

El retorno a clases presenciales se ha transformado en una gran tarea para todo el sistema educacional, no solo porque ha puesto en evidencia los desafíos estructurales por aforos o las brechas relacionadas a los aprendizajes, sino porque también ha dejado ver problemáticas socioemocionales manifestadas, principalmente, a través de frustración, agresividad, ansiedad, síntomas depresivos y dificultades para resolver conflictos. 

De acuerdo con datos entregados por el MINEDUC, tras el regreso a clases presenciales las denuncias en la Superintendencia de Educación aumentaron en un 30%, siendo mayoritariamente sobre violencia escolar, la que ha afectado tanto a estudiantes como al cuerpo docente, educadoras, asistentes y auxiliares. Es decir, que a las complicaciones propias del bienestar docente por el desafío educativo como tal (recuperación de aprendizajes, por ejemplo) se les suma el desafío de mantener educación emocional en el aula, y procurar un bienestar emocional para sí mismos. 

Consecuencias del confinamiento

Un estudio publicado recientemente en la revista científica Cuadernos de Neuropsicología (Troncoso, 2022) constata que la pandemia ha impactado fuertemente en la salud mental del ámbito educativo, lo que ha generado dificultades de adaptación en docentes, estudiantes y apoderados/as. Los resultados  mostraron que los contextos de vulnerabilidad sostenida, como lo fue el confinamiento y pandemia, afectan las estructuras ligadas con la regulación y la reactividad, por lo que se produce una mayor hiperreacción emocional y una menor regulación de las actitudes ante  situaciones de estrés.

El investigador sostiene que el cerebro es en esencia un órgano social y cuando se le priva del vínculo con la sociedad y se le expone a estresores como los mencionados anteriormente, su desarrollo se ve afectado por lo que en consecuencia se manifiestan conductas asociadas a la falta de autorregulación, a la impulsividad e irritabilidad. Por lo tanto, el confinamiento ha impedido que nuestro cerebro pueda seguir aprendiendo las conductas necesarias para la sana convivencia escolar, las herramientas para afrontar tareas desafiantes y estresantes en el aula, y las herramientas para una mejor comprensión y empatía con los otros y otras.

El desafío de un retorno con bienestar emocional

Si pensamos en el desafío de mantener una sana convivencia escolar y un sistema educacional que brinde bienestar emocional a sus educadoras y docentes frente al contexto en que se da este retorno a la presencialidad, será necesario que las instituciones implementan mecanismos de formación en habilidades socioemocionales. 

El psicólogo e investigador especialista en psicopedagogía, Jaime Troncoso, concluyó en un reciente estudio que en este retorno a clases es necesario ampliar el foco y tener la promoción de la salud mental escolar como prioridad, poniendo énfasis en el desarrollo socioemocional a través de la creación y el fortalecimiento de programas y equipos psicosociales, el desarrollo de habilidades socioemocionales y de contención, y la implementación de programas de integración , convivencia escolar y orientación. 

De acuerdo con propuestas de UNICEF, una buena idea para este desafío es pedir sugerencias a los niños y niñas sobre cómo crear un aula acogedora, segura y cómoda, la idea es involucrarles en el propósito de hacer que el aula sea un espacio acogedor para todo el grupo. También sugieren que las educadoras sean conscientes de que la enseñanza puede ser una profesión muy exigente, sobre todo durante estos tiempos, por lo que se hace imperante que protejan su propia salud física y mental, manteniendo hábitos saludables de alimentación y sueño, descansando, haciendo ejercicio, conectando con los amigos, amigas, la familia y colegas; y por supuesto, buscando apoyo si experimentan sentimientos significativos de angustia. 

Recomendaciones para el desarrollo del bienestar emocional de educadoras y docentes

La Dra. Cimenna Chao es especialista en educación socioemocional, y expuso largamente en un seminario de la Universidad Iberoamericana de México sobre el desafío emocional que conlleva el regreso a clases presenciales. Te compartimos algunas de sus recomendaciones para procurar un bienestar emocional a educadoras y docentes: 

1. Estructuras de apoyo y diagnósticos continuos. Se trata de ir entendiendo cómo está la comunidad en términos generales, para esto hay que generar diagnósticos continuos y prestar atención, desde el inicio y a lo largo del ciclo escolar, de cómo se encuentra el clima emocional 

2. Acciones de cuidado y de autocuidado. Empezar por identificar cómo me siento yo, educadora o docente que voy a estar frente a mi grupo, cómo se sienten ellos y ellas, y cuál es el clima emocional en la escuela, también saber cómo están las familias de mis niños y niñas. Identificar cómo me siento quiere decir reconocer si la emoción que prevalece en ese momento se percibe de manera agradable o desagradable. Reconocer y nombrar esa emoción es importante debido a que permite entender si estoy demasiado agitado/a o en calma y qué tipo de acciones o conductas estarán presentes, porque todas las emociones generan disposiciones actitudinales para la acción y la convivencia. 

3. Enseñar y aprender desde las emociones. La idea es generar un ambiente receptivo de bienvenida, donde estudiantes, docentes y familias se sientan acogidos/as en el regreso a la escuela. Se trata de reconocer cada día cómo nos sentimos. 

4. Involucramiento y participación. En términos del trabajo de la didáctica, favorecer el involucramiento y la participación, trabajar de forma activa, vivencial, creativa, participativa y colaborativa.

5. Utilizar estrategias para contribuir a la calma. Una estrategia útil es aprender a respirar y hacer uso de la activación física. También se puede usar el arte, la expresión plástica, gráfica y el dibujo para resignificar experiencias de estrés o angustia. De igual manera podemos usar el texto, pues se pueden leer cuentos, historias, guiones y obras de teatro que ayuden a canalizar las emociones negativas. Puede recurrirse a la música para acompañar a las niñas y niños durante el trabajo creativo, eso les puede ayudar a sentir más tranquilidad.

7. Generar rutinas relacionales y para la regulación. Se trata de repartir el día de trabajo con momentos para sí, o sea, una jornada de trabajo atento, intenso, de reflexión y expresión; con momentos para la creatividad, el juego, el ocio y el descanso total; y también con otros momentos de reactivación o de calma, es decir, de regulación emocional que preparen para volver a entrar a momentos de atención intensa, de reflexión y de expresión.

8. Tomar perspectiva. Significa tratar de cultivar una mirada un poco más objetiva e informada, y saber que los momentos difíciles son transitorios, un mal día no nos debe de distraer del progreso que hemos alcanzado a lo largo de la vida o a lo largo del trayecto escolar. Esta mirada más objetiva ayuda a no caer en emociones intensas de frustración, porque hace entender que un retroceso no necesariamente es una pérdida, sino que en realidad puede transformarse en un aprendizaje.

       

Material que puede ser de ayuda:

– Aprendizajes de la reapertura en los establecimientos de Educación Parvularia en pandemia  (UNICEF)  

– 4 claves para el autocuidado docente (MINEDUC)

– Nuestras estrategias para generar condiciones propicias para el aprendizaje y desarrollo socioemocional de los niños y niñas en el cursoClima de Aula Organizado de nuestra plataforma e-learning oportunidadenlinea. cl 

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